Los
orígenes de la limpieza personal datan de la prehistoria, siendo presumiblemente
el agua la precursora de la higiene ya que con ella se eliminaría el barro y el
polvo.
El
estudio de restos arqueológicos indica que el Hombre de Neandertal ya usaba
palillos para los dientes.
En la antigua Babilonia (2.800 A.C.) se encontraron unas inscripciones con
instrucciones para fabricar jabón.
Los egipcios (1.500
A.C.) se bañaban regularmente para tratar enfermedades de
la piel y por limpieza personal.
Por esa misma época, Moisés daba a los israelitas leyes que atendían
al aseo personal, tanto para la salud corporal como para la salud del espíritu.
Los griegos se limpiaban con arcilla, cenizas y piedra pómez. Untaban sus cuerpos con aceites, y lavaban su ropa con agua en los arroyos.
Los griegos se limpiaban con arcilla, cenizas y piedra pómez. Untaban sus cuerpos con aceites, y lavaban su ropa con agua en los arroyos.
En el mundo azteca, en las escuelas, se enseñaba
la higiene como algo esencial y cotidiano, promoviendo la salud y la higiene a
toda la población. Además, se enseñaba a estar en contacto con la naturaleza,
cuidándola.
La gente acostumbraba a tomar dos baños al día. Al uso del agua le sumaban la raíz del Coplaxócotl, que producía tanta espuma como un jabón. Como detergente para la ropa usaban la raíz del Metl. La ropa era ligera, simple y suelta, hecha para evitar los malos olores y no transpirar.
Se acostumbraba a masticar el tzictli (chicle), que aparte de limpiar los dientes, era algo entretenido. En cada orilla de las calzadas había letrinas privadas. El excremento era llevado al extrarradio y/o enterrado. Había gente encargada de la limpieza de las calles y canales de su barrio.
La gente acostumbraba a tomar dos baños al día. Al uso del agua le sumaban la raíz del Coplaxócotl, que producía tanta espuma como un jabón. Como detergente para la ropa usaban la raíz del Metl. La ropa era ligera, simple y suelta, hecha para evitar los malos olores y no transpirar.
Se acostumbraba a masticar el tzictli (chicle), que aparte de limpiar los dientes, era algo entretenido. En cada orilla de las calzadas había letrinas privadas. El excremento era llevado al extrarradio y/o enterrado. Había gente encargada de la limpieza de las calles y canales de su barrio.
La
mayoría de las casas de toda la población, tenían un baño con vapor de agua de
hierbas aromáticas. Posiblemente sea un legado maya que, posteriormente, se extendió
a toda Mesoamérica.
Los
romanos, como civilización avanzada, se daban largos baños, muy populares, y
lujosos. Son bien conocidas sus termas. El jabón tomó su nombre, de acuerdo a
una antigua leyenda romana, del Monte Sapo, donde sacrificaban sus animales.
Desaparecido
el imperio romano, la higiene europea en la edad media era un asunto complicado.
Aunque sea difícil de creer, ésta era casi inexistente. Las personas no solían
bañarse todos los días como lo hacemos nosotros en la actualidad. Bañarse solo
una o dos veces en la vida era más que suficiente. Sólo en caso de matrimonio,
enfermedad o alguna ocasión muy especial conllevaba a tal sacrificio. Eran como
gatos: repelentes al agua. De hecho los doctores de aquella época decían que el
agua era dañina para la salud. Por lo tanto recomendaban hacer baños en seco,
es decir, pasarse un trapo seco por el cuerpo.
¿Y
las mujeres? Lo mismo: se empolvaban el cabello, se perfumaban y rara vez
tocaban el agua. En palacios y casas no había baños. Cuando la necesidad
imperaba, los callejones y patios hacían las veces de retretes. En las calles
también era normal que la gente dejara su “huella” en cualquier lugar. Los
sistemas de alcantarillado aun no existían; por lo tanto las ciudades medievales
eran verdaderos vertederos de basura y excrementos. Grandes metrópolis como
Londres o París pudieron considerarse en aquel tiempo como algunos de los
lugares más sucios del mundo. No es nada extraño entonces que tuvieran lugar
grandes epidemias que diezmaron a la población europea en repetidas ocasiones.
Paradójicamente,
en la antigua Roma las personas fueron mas aseadas.
Los
llamados “baños turcos” son una herencia de las termas romanas y, como ellas, no
solo servían para la higiene corporal sino también para encuentros sociales.
Con el pasar del tiempo esta costumbre llegó a Europa.
Con
la invención del inodoro o WC, los hábitos de higiene fueron mejorando
progresivamente. A quien debemos tan maravilloso invento (aunque en la
antigüedad ya existían algunos muy curiosos que realizaban la misma función) es
al inglés John Harington (poeta), quien en 1597 desarrolló el water closet de
válvula, que fue instalado en el palacio de Isabel I en Richmond. En 1775 John
Cummins patentó un W.C. de cisterna, perfeccionado en 1778 por Samuel Prosse
con su válvula esférica. Setenta años después, gracias al acta de Salud Pública
inglesa, se obligó a instalar en todas las casas que se construyeran, un servicio de
inodoro. Hacia 1890, este útil invento ya se había extendido por todo el continente
europeo.
Estoy de acuerdo con la limpieza e higiene
ResponderEliminaresta bien lo de la higiene y lo de la limpieza fue un invento muy bueno
Eliminarestoy de acuerdo de que la limpieza y la higiene son importantes para nuestro uso diario al no ducharse corremos peligro de enfermedades
Eliminaresta bastante interesantey estoy de acuerdo con la higiene
ResponderEliminarmuy buena la publicacion.
ResponderEliminarno estoy de acuerdo y no me gusto nada de nada
ResponderEliminarNicolas Villar 2ºB
Estoy de acuerdo con esta publicación por que la higiene me parece muy importante para evitar contraer enfermedades
ResponderEliminarPablo García 4º Diver